Tras el paro, se agrieta la unión del sindicalismo opositor

Barrionuevo presiona para activar una huelga de 36 horas y movilizarse a la Plaza de Mayo; Moyano y los gremios del transporte, en cambio, sugieren esperar una reacción del Gobierno ante los reclamos
Ni el más optimista de los integrantes de la cúpula del sindicalismo disidente cree que el Gobierno los convocará a dialogar. Los interlocutores gremiales de Cristina Kirchner seguirán siendo Antonio Caló y Hugo Yasky, referentes de las centrales oficialistas. Tal vez con ellos, la Presidenta evalúe alguna respuesta a las diversas demandas que fueron escenificadas anteayer, durante el paro nacional que activaron las CGT y la CTA opositoras.
Es hoy una incógnita el futuro del tándem que conformaron Hugo Moyano y Luis Barrionuevo , y al que se sumó como aliado circuns-tancial el ceteísta Pablo Micheli . Los tres mantienen posturas disímiles sobre la hoja de ruta del plan de lucha posparo.
Estratégico y algo más mesurado, Moyano pretende esperar alguna señal del Gobierno en lo relativo al impuesto a las ganancias, un asunto que impactaría directamente en las paritarias de los camioneros, que negociarán entre mayo y junio. El jefe de la CGT advirtió que exigirá un 35% como piso de recomposi-ción salarial para sus afiliados. De conseguirlo, una buena porción de los camioneros estará afectada por el tributo, que se abona a partir de sueldos brutos de $ 15.000.
Como si fuera una pelea de boxeo, para Barrionuevo es momento de lanzar otro golpe: presiona para ac-tivar de inmediato un nuevo paro nacional, pero de 36 horas y con una movilización de protesta a la Plaza de Mayo. El líder gastronómico has-ta sugirió una fecha tentativa: el do-mingo 27 de abril, en homenaje a la primera huelga que la CGT lanzó en contra del gobierno militar, en 1979.
Micheli coincide con la iniciati-va de volver a la calle, aunque entre sus íntimos confesó que teme que-dar inmerso en una pelea inter-na del peronismo. Por eso, plantó una condición: la CTA mantendrá la unidad en la acción hasta que el tufillo electoral envuelva a las pro-testas sindicales.
Ajeno a lo que resuelvan los tres popes sindicales, surge un cuarto polo de poder: los gremios del trans-porte. Ellos, encabezados por el fe-rroviario Omar Maturano y el colec-tivero Roberto Fernández, podrían torcer la balanza hacia cualquier ex-tremo: profundizar la lucha o dejar que el tiempo desintegre la alianza a la espera de una respuesta oficial. Tal es su influencia, que Moyano dijo que no estaría dispuesto a ac-tivar otra huelga si no cuenta con su apoyo. Atento a esta situación, el Gobierno ya trabaja para erosio-nar el pacto entre el camionero y el tándem Maturano-Fernández, actualmente integrantes de la CGT oficialista de Caló.
«Cuando hay necesidades, la paciencia tiene un límite. Podemos ser pacientes, pero hay un límite. Si el Gobierno no cambia el rumbo, ha-remos otra medida de fuerza», dijo ayer Maturano en radio La Red. Du-rante el día del paro, el ferroviario avivó la interna del sindicalismo opositor: pasó raudamente por la CGT hasta que llegó Micheli. Se ne-gó a compartir el escenario con el jefe de la CTA por sus diferencias sobre el modelo sindical vigente. Maturano todavía no condicionó su futuro en la alianza, aunque po-dría hacerlo, según comentaron sus allegados.
CON LAS CINCO CENTRALES
Roberto Fernández, líder de la UTA, le puso plazo al Gobierno para ofrecer alguna solución a los planteos sindicales. «Ahora hay que esperar un tiempo y golpear en las oficinas de los funcionarios para que nos den alguna respuesta. Se trata de armar una mesa de diálogo, y debería ser con las cinco centrales. Vamos a esperar 15, 20 días», dijo a LA NACION el jefe de los colectiveros. Y agregó: «A mí no me molesta que le den las soluciones a Caló, pero que las den. Lo del impuesto a las ganan-cias ya no da para más».
Pero Fernández admitió que su entusiasmo por una solución se desvaneció en la nada al escuchar ayer al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien recalcó que el Go-bierno «no modificará ni un ápice su dirección».
«Fue una reacción desafiante. No creo que así Tomada ayude a solu-cionar las cosas», replicó el hombre que paralizó anteayer a los colecti-vos de corta, media y larga distancia en todo el país.
Moyano y Barrionuevo dejarán correr unos pocos días. Sus opera-dores ya trabajan para fijar un nue-vo encuentro para después de la Semana Santa. Si para entonces no hubo señales del Gobierno, avanza-rán firmes con el plan de lucha, se-gún comentaron anoche a LA NACION desde ambos sectores.