Omar Maturano: «Fuimos al paro porque nos tratan con soberbia»

La siguiente entrevista tuvo lugar en la sede central de La Fraternidad, en Hipólito Irigoyen al 1900, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
-Suponga una línea ferroviaria donde una cabecera es Moyano-Barrionuevo y la otra es Cristina. La estación Omar Maturano, ¿dónde está hoy?
-En el medio de los dos ramales.
-En el paro de noviembre de 2012, La Fraternidad y los colectivos no adhirieron y el impacto fue muchísimo menor. ¿Qué cambió que ahora sí se plegó?
-Nosotros, en La Fraternidad, acompañamos este proceso por diez años. Pero se nos terminó la paciencia. A los compañeros jubilados, ese 11% que les otorgaron en marzo ya se lo devoró la inflación. Y por ejemplo, los conductores de trenes, el aguinaldo no lo cobramos porque se lo come Ganancias.
-Usted dijo: «El año pasado, cuando discutimos paritarias, el Gobierno decía que la inflación de 2013 no iba a sobrepasar el 23%. Nosotros aceptamos, firmamos en 23% y terminó siendo 28%. Perdimos 5 puntos».
-Vino gente de Economía, de transporte, empresarios, diciéndonos que habíamos tenido buenos aumentos desde 2003, que aguantáramos, que la inflación no iba a ser superior al 23%. Nosotros les creímos.
-O sea que le vendieron el 23% y usted compró…
-Bueno, son cosas que pasan. Hoy hay sindicatos que ya firmaron el 29%. Y si la inflación es del 38% o del 35%, ¿qué van a decir? Tenemos que recordar que antes de 2003 no teníamos paritarias y que con Kirchner pudimos recomponer los salarios, y hoy estamos en uno de los mejores del país.
-Cristina podría decirle: «Omar, ¿te acabás de escuchar? ¿Entonces por qué me hiciste paro?»
-Porque de 2007 a la fecha cambió un montón el proyecto. Empezaron a llamarnos traidores a los que no pensábamos como ellos. Ahora nos tratan con soberbia y no es así. Los gobernantes, a nosotros, nos tienen que convencer de las cosas.
-¿Y Cristina no los trata de convencer?
-No. No sé por qué cambió. Pero con esta medida de fuerza pensamos que va a tener que cambiar el rumbo. Si tiene que haber más inflación, que nos diga. Y si tiene que haber otra devaluación -como pensamos que se está gestando- ¡que lo diga!
-¿Cree que viene otra gran devaluación o minidevaluaciones?
-No. Yo creo que va a ser una devaluación de un 20% antes de fin de año. Y si tiene que pasar y nos dicen, nosotros vamos a comprender. Y vamos a ver cómo salimos adelante.
-¿Ustedes acompañarían una devaluación del 20%?
-Acompañaríamos, sí. Siempre y cuando se haga una reforma impositiva: que paguen los que más tienen, casinos, mineras. Y que nos saquen Ganancias.
-Si Moyano le dijera: «Te comiste el 23% de aumento y la inflación fue 28%. ¿Vas a seguir durmiendo al lado de Caló?»
-Yo, si estuviera durmiendo al lado de Caló, no hubiera estado en el paro de ayer. Yo estoy bien despierto. Y con esto no quiero decir que Caló esté durmiendo. Caló tiene otra estrategia: ser paciente.
-¿Por cuánto firma la paritaria?
-El piso va a ser el 30 por ciento.
-¿Qué pasaría si tras el paro el Gobierno no modifica nada?
-Ahí nos sentaremos y, entonces sí, voy a elegir con quién me siento.
-¿Cómo es eso?
-Yo estoy en contra de los piquetes.
-O sea que está en contra de la izquierda…
– ¡Y si yo no soy de izquierda! ¿Cómo no voy a estar en contra? Yo soy peronista. Y el peronismo es pendular: tiene izquierda y derecha. Pero por el centro pasa dos veces. (Se ríe) Por eso yo estoy en el centro.
-Se dice que usted no fue a la conferencia porque estaba Micheli…
-No lo conozco. Yo no fui porque no me parecía oportuno.
-Usted tenía un buen vínculo con Julio De Vido, ¿verdad?
-Sí. Teníamos una amistad. Tenemos, porque nunca nos peleamos.
-¿Y en qué consistía la amistad?
-Tomar un café, charlar cómo iban las cosas, cómo estábamos con nuestra industria, qué nos faltaba.
– Pero un día a De Vido le sacan transporte y traen a otro señor
-A mí lo que más me calentó es que el compañero Randazzo también era parte del Gobierno desde 2003. Y parece que se olvidó. Él fue ministro. Si De Vido no estaba haciendo las cosas como corresponde, o si Jaime o Schiavi, ¿por qué no hizo algo antes? Para mí es una interna del Gobierno que estamos pagando nosotros.
-Randazzo llegó a decir que usted «lo tenía harto»…
-Yo creo que está harto, pero de los trabajadores, no de Maturano.
-¿Podría uno deducir que su vínculo con el Gobierno se rompe con la llegada de Randazzo?
(Inspira hondo) -Nuestro único interlocutor con el Gobierno, hoy, es el compañero Randazzo. Y las cosas andan como andan.
-Hablemos de Once. En los cafés con De Vido, ¿no le decía que los trenes no tenían frenos?
-Sí, se lo decía. Como se los decía a los empresarios.
-¿Y él qué contestaba?
-Hacíamos las notas para informar lo que estaba sucediendo.
-¿Pero él qué le respondía cuando usted le mandaba esas notas?
-Que se estaba trabajando. Fuimos a China a ver trenes, pero acá no es solamente venir y tirar un tren nuevo en la vía. La infraestructura del ferrocarril está mal.
-¿Y si un familiar de Once lo sienta a usted, a Jaime, a los Cirigliano, a De Vido y les dice «¿por qué no hicieron algo antes»?
-Por empezar, a mí no me tienen que sentar con ellos, porque yo no dicto la política de ferrocarriles ni del país. Yo no soy el que tengo que invertir, soy un trabajador.
-Capitanich dijo: «A veces se confunde paro con lockout patronal».
-Los patrones son ellos… (Se ríe) El Sarmiento está estatizado, el Belgrano estatizado, dos empresas de carga, estatizadas. ¿Ellos hicieron el paro?
-Usted anda con una Audi Q5…
-Yo tengo una Q5 y un Mercedes-Benz modelo 67. ¿Y cuál es el problema? Yo trabajo desde los 14 años. Pago mis impuestos, tengo la declaración jurada al día y lo que tengo me lo gané.
-¿Y todo con el sueldo de secretario general?
-¿Por qué no? Yo no solamente cobro de secretario general, sino que también de la empresa donde trabajo. Tengo dos salarios.
-¿Cuánto cobrará, más o menos?
-50.000 pesos. Sin los viáticos que me da el sindicato.
-Si el Gobierno le dice: «Después de todo lo que se beneficiaron estos años terminaste haciéndole el juego a Barrionuevo».
-No, yo no creo haberle hecho el juego a ninguno. De última, le hice el juego a la protesta. A mí nadie me lleva de las narices.