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Escepticismo sobre el futuro y los alcances de las protestas

El massismo, Macri y el sciolismo fueron cautos; la UCR y el PS creen que habrá más conflictos

El resurgimiento del sindicalismo como un actor de peso en la escena política que sugirió el paro de anteayer siembra interrogantes que exceden al gobierno de Cristina Kirchner y se proyectan sobre quienes aspiran a sucederla en 2015.

Hugo Moyano,Luis Barrionuevo y Pablo Micheli hicieron una demostración de fuerza impensada hasta hace pocos meses. Frente a ella, dirigentes de la oposición hicieron lecturas dispares sobre el futuro de los reclamos y el posicionamiento de los gremios en el mapa político de ahora en más.

Desde el massismo, Alberto Fernández puso en duda que la huelga de anteayer implique una «revitalización» de los gremios. «Supieron aprovechar el campo fértil del descontento de la gente por el ajuste, pero no pueden abusar del paro.El método molesta y termina cansando», advirtió ante la consulta de LA NACION. Y completó: «No creo que el paro de 36 horas del que se está hablando tenga la misma adhesión que el de ayer [por anteayer]».

No obstante, el ex jefe de Gabinete planteó que «indefectiblemente el Gobierno tendrá que empezar a resolver cosas» porque, de lo contrario, «la tensión por el ajuste irá en aumento».

Mauricio Macri, por su parte, volvió a criticar con dureza el paro como método. «Es una medida muy extrema en la que no que hay que caer, salvo muy excepcionalmente, porque lo único que hace es profundizar la falta de diálogo», planteó en declaraciones a Radio 10.

«Estamos igual al día anterior del paro. El Gobierno por ahora no accede a los reclamos que se le plantean», añadió.

Justamente, en la medida en que la Casa Rosada responda a las demandas gremiales está en el centro de los análisis. «Está claro que va a haber tensiones porque el Gobierno va a intentar flotar sin ceder demasiado. Va a ser un año complicado, pero no veo un clima de conflictividad permanente», razonó ante LA NACION un dirigente macrista.

Cerca de Macri creen que Moyano «va a dosificar» su poder de fuego y que Barrionuevo «va a estar limitado» por Sergio Massa.

Desde el sciolismo, el ministro de Trabajo bonaerense, Oscar Cuartango, apuntó a las «motivaciones políticas» de la huelga y, en línea con el discurso de su jefe, Daniel Scioli, cuestionó con dureza los piquetes.

«El derecho a parar tiene un correlato, que es el derecho a trabajar. Los piquetes vulneraron ese derecho. Eso es grave para las instituciones», lanzó en diálogo con LA NACION.

Evitó mencionar a Moyano y Barrionuevo directamente, pero advirtió que «no es concebible usar la representatividad gremial con fines políticos», y concluyó: «Esperemos que paros como el que vivimos ayer [por anteayer] no se repitan».

Por otra parte, negó que la huelga abra el camino a futuros reclamos o focos de disputa con los gremios. Mencionó el conflicto reciente con los docentes, pero aseguró que la conflictividad laboral «no aumentó ni va a aumentar». «La tenemos en caja», aseguró.

El jefe del bloque radical en la Cámara de Diputados, Mario Negri, trazó un escenario opuesto. «El Gobierno no da señales de querer resolver ni la inflación ni el impacto en las paritarias y sigue encaprichado con Ganancias. Los niveles de tensión van a ir en aumento», alertó. Y agregó: «Si los dirigentes sindicales tienen olfato, van a volver a ponerse al frente de los reclamos».

También el diputado socialista Juan Carlos Zabalza, mano derecha de Hermes Binner, vislumbró un panorama económico complicado. «La inflación y la falta de actualización de Ganancias van a sentirse cada vez con mayor fuerza», planteó.

Sin embargo, negó que el paro o la falta de respuestas del Gobierno potencien el poder de fuego de las centrales opositoras. Habló en particular de Moyano. «Moyano no se fue nunca. Simplemente manejó los tiempos. Tiene una influencia innegable que no cambia ni aumenta con el paro», evaluó.

Desde la Coalición Cívica, el diputado Fernando Sánchez fue lapidario. «No creo que Moyano y Barrionuevo vuelvan a ocupar un lugar de presión. Están jugando la interna del PJ y, más temprano que tarde, en función de cómo se posicionen para 2015 se va a desdibujar su capacidad de ponerse al frente de un nuevo reclamo», opinó. Cerró el argumento con una pregunta. «El paro fue contundente. Pero, ¿cuántos paros nacionales seguidos podés hacer?».

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