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El regreso de Tinelli a la TV pone nerviosos a los políticos

Tras el frustrado proyecto para el fútbol y sus críticas al Gobierno, hay expectativa por el tono de ShowMatch

Que Cristina Kirchner sí. Que la familia presidencial no. Para los principales protagonistas de la política estar caricaturizados o no en el principal show televisivo es parte de las preguntas que sobrevuelan sus conversaciones.

Mucha expectativa es la que genera la vuelta de Marcelo Tinelli , especialmente porque se produce después de su frustrado desembarco en Fútbol para Todos, un proyecto que terminó alejándolo del Gobierno. El mayor interrogante pasa por saber cómo responderá Tinelli a ese hecho que sacudió la escena política y lo colocó en el centro de la discusión.

Los condimentos del retorno de ShowMatch, un programa de fuerte contenido político, son especiales. Durante estos meses, Tinelli se encargó de demostrar su malestar con el Gobierno a través de Twitter. Desde esa red social se manifestó en contra de la reforma del Código Penal; chicaneó al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y a la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y se mostró con dos opositores que compiten por suceder a la presidenta Cristina Kirchner: Sergio Massa y Mauricio Macri.

Incluso, para la apertura del programa -se emitirá por El Trece, del Grupo Clarín-, en la que hará una parodia de la película ¿Qué pasó ayer?, Tinelli convocó a Jorge Lanata y a Marcelo Longobardi, dos referentes del periodismo muy criticados por el Gobierno. Gestos que lo colocan en un lugar incómodo para el kirchnerismo, desde donde guardarán silencio hasta ver qué hace Tinelli.

Los nombres de los protagonistas que serán parodiados atraviesan todo el arco político (ver aparte). La gran duda hasta el momento pasa por saber si el conductor le hará caso al pedido que le hizo su socio, Cristóbal López. El empresario kirchnerista, con fuerte prominencia en el juego, compró la mayor parte del paquete accionario de la productora de Tinelli, Ideas del Sur, y lo contrató como conductor por más de una década.

Desde ese lugar de socio/jefe, López le pidió a Tinelli que no se incluyan imitaciones de la Presidenta ni de sus hijos, Máximo y Florencia. «Ése es el límite de Cristóbal. Que digan lo que quieran de los ministros, el vicepresidente, pero que no se metan con las cosas de la familia», dijeron a LA NACION fuentes del Grupo Indalo. Además, negaron que López esté preocupado por lo que pueda ocurrir en el programa. «Cristóbal no le da bola. No lee diarios ni mira televisión», fue la curiosa descripción que hicieron sobre el dueño del canal de noticias C5N, Radio 10, Mega 98.3 y Pop Radio, entre otros medios.

INSTALACIÓN POPULAR

Pese al pedido del empresario patagónico, algunas de las personas que frecuentan los pasillos de la productora ponen en duda esa posibilidad. «Armar un show alrededor de la política y no tener al personaje más importante sería raro», deslizaron. El silencio es absoluto, pero todos miran a una persona: Martín Bossi, actor que ya hizo la imitación de la jefa del Estado en el pasado.

En este escenario aparecen el resto de las figuras. Los políticos consultados destacan que ser parte del «Gran Bailando» ayuda a instalarlos.

«Lo de Tinelli es humor. El que no lo entiende así es quien tiene el problema. No lo veo como un actor político. Marcelo es el comunicador más importante de la Argentina y muchas veces dice por televisión lo que la gente dice en la calle», reflexionó Sergio Massa, que volverá a sufrir con su imitación, como sucedió cuando era jefe de Gabinete.

Para el diputado y líder del Frente Renovador, «entre la política y el televidente, Tinelli siempre va a elegir al televidente». Y añadió: «Por un lado, la imitación te da temor por el miedo a la ridiculización, pero también te da reconocimiento en la calle».

Gabriela Michetti, que también sería otra de las representadas, manifestó: «El programa de Tinelli, un número uno del entretenimiento, genera impacto, pero no creo que sea determinante. En mi caso, no me gusta estar, me cuesta, pero veo que la gente lo toma con gracia».

Similar planteo realizaron desde el entorno del radical Julio Cobos: «Julio tiene respeto por lo que implica Tinelli. El impacto es innegable. Por supuesto que no le gustan las burlas, pero ya lo imitaron la otra vez y no rebotó demasiado. La imitación no era buena, pero entiende que se trata de humor».

LA NACION se comunicó con Tinelli, quien evitó opinar, aunque uno de sus colaboradores más cercanos le restó importancia al tema. «Es una idea errada [vincularlo con la política]. Queremos hacer el mejor programa; son cosas ajenas», aseguró el productor de ShowMatch Pablo «Chato» Prada.

Son pocos los personajes públicos que pueden sacudir la escena política como puede hacerlo Tinelli. A partir del lunes 21, llegará el tiempo de las respuestas cuando vuelva el grito: «¡Buenas noches, América!».

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