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El padre de la sorpresa

“Somos un equipo incómodo, que desde el orden construye con intensidad”, afirma.

Aunque Diego Osella asegure que su lugar en el mundo sea Acebal, un pueblo del sur santafesino, aquí de cuclillas, detrás de la línea de cal de una canchita, proyectando un partido, o tal vez su Colón, o quizá su carrera, parece estar en el espacio perfecto para esa pasión que lo define. Osella es una especie de entrenador de su propia profesión. Día a día absorbe información, detalles, ideas. Y las transmite de manera sanguínea en un café, en el vestuario y en la cancha ni hablar. “Siempre fui así, lo único que cambió es que ahora hay más cámaras”, le dice en una charla exclusiva a Clarín el técnico del puntero menos pensado: Colón.

Si bien parece representar el raro sueño del pibe aquel que primero quería ser técnico antes que jugar en Primera, Diego Osella jugó. Y lo hizo en Newell’s, un club que además de jugadores desparramó técnicos por el mundo. Pero el día de su debut se rompió el ligamento de interno y esa lesión lo obligó a relanzar su carrera por el ascenso con un breve paso por México. “Yo era un marcador central lento, con buen juego aéreo y buena salida pero era un jugador clase B, no era de primera división. Indudablemente”, se define.

Un técnico que lo marcó en su formación fue Fito Ingaramo y fue así que a los 25 años ya tenía claro que iba a ser entrenador. Pero en su paso por Brown de Arrecifes lo tuvo a un tal Gerardo Martino como técnico, que hacía su debut en la función de DT.

“Entiendo que las copias son malas. Pero si hay alguien en que vi la proyección y me gusta su estilo es el Tata. Y el Cholo Simeone también me gusta. Dos estilos diferentes pero con espíritu ganador. Yo tengo mi estilo: diseño, si sirve algo lo incorporo pero siempre a mi idea. No tengo intención de copiar a alguien”.

El actual presidente de Colón, y ex médico del club Eduardo Vega lo conocía tras su paso por el cuerpo técnico de Roberto Sensini. Afirma Osella: “Cuando llegué, el club estaba en una situación desesperante. No quiso agarrar nadie en Colón y sólo un desconocido, un grupo de trabajadores, podía jugarse esta chance de dirigir y me la jugué porque era mi oportunidad y me preparé mucho. Me acuerdo que a los jugadores les dije el 6 de enero: este semestre es sólo la familia y Colón, nada más. En eso estamos y hay un gran compromiso de todos. Para mí lo más importante de mi vida hoy es Colón, después de mi familia”.

Luego de un análisis al detalle de la situación, las claves pasaron por una buena preparación física y utilizar como combustible todo lo malo: el éxodo de jugadores tras la crisis del club, el no poder incorporar y el rótulo de descendido que pesaba sobre Colón.

“Esa frase instalada antes del torneo de ver quienes eran los dos equipos que acompañaban a Colón en el descenso a la Primera B Nacional es ahora una motivación permanente para este equipo”, sostiene. Y a la hora de trazar un análisis del funcionamiento del puntero absoluto del campeonato, destaca: “Somos un equipo incómodo, que desde el orden construye con mucha intensidad. No veo por qué cambiar algo que está dando resultados”.

La fórmula le está dando resultados pero Osella se apura para aclarar que el objetivo de Colón es siempre el próximo partido. “Hoy es Lanús el objetivo, no tenemos otra chance. Porque si cambiamos el mensaje desenfoco al jugador de la idea primaria. No puedo ser mentiroso conmigo mismo, debo ser consecuente a lo que dije el primer día. Nuestra ambición es dejar a Colón en Primera. Yo no disfruto de la punta”.

Dicen que no desear nada es no vivir. Y tal vez por eso Diego Osella viva así. Es el deseo, en definitiva, el que mantiene aún con vida a este Colón. “Me enseñaron que con trabajo y deseando, las cosas se logran. Nada es imposible si uno lo desea”, cierra este técnico que con su equipo está parado en lo más alto de las posiciones del Torneo Final. Para sorpresa de muchos, para regocijo de todo Colón.

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