El Gobierno criticó la medida y no prevé atender las demandas

El gobierno de Cristina Kirchner envió ayer a sus principales funcionarios y voceros a desvirtuar el paro nacional convocado por el sindicalismo opositor , por haber logrado una alta adhesión a costa del bloqueo con piquetes en los accesos de la ciudad y de la paralización total del transporte. Lo atribuyeron a un interés político de dirigentes de la oposición peronista y no negociarán ninguno de los reclamos que hicieron los organizadores de la huelga.
Para terminar de dar vuelta la página, pese al fuerte efecto que tuvo la huelga, los negociadores gubernamentales procurarán cerrar desde hoy sucesivos acuerdos salariales con diversos sindicatos afines a la CGT oficial de Antonio Caló, por debajo del 30%, y no por encima del 35%, como pide el jefe de la CGT opositora, Hugo Moyano .
«Este paro no cambia nada. No tiene capacidad para reordenar políticamente el escenario político, como podía ocurrir en otras huelgas históricas», decían anoche en la Casa Rosada para desmerecer la medida ordenada por Moyano y los líderes de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo , y de la CTA, Pablo Micheli.
El primero en marcar el camino del discurso oficial fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich , que en su conferencia matutina habitual dijo que los organizadores del paro «quieren sitiar ciudades con un gran piquete nacional y con paro de transportes». En ese sentido, agregó que «quieren sitiar las ciudades como hacían los señores feudales en la Edad Media».
En sintonía, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, señaló que «es un paro extorsivo» y un «apriete», al tiempo que aseguró que «los pibes no pueden ir al colegio» y que «es una vergüenza que no se le dé la posibilidad a la gente de elegir entre ir a trabajar o no».
Arremetió además contra Barrionuevo, al señalarlo como «el dirigente sindical emblema del vaciamiento del Estado de la década del 90». Y subrayó esa misma idea: «Yo no quiero un país en el que haya dirigentes gremiales como Barrionuevo».
Por la noche, Randazzo informó que firmó la resolución 249, para que «se descuenten» los subsidios a las empresas de colectivos «que no hayan trabajado» ayer. No se aplicó la misma medida, en cambio, a las concesionarias ferroviarias, de subterráneos, ni a las empresas aerocomerciales que tampoco funcionaron.
El ministro pretendió así exhibir autoridad ante los sindicatos con el supuesto «descuento». Sin embargo, los subsidios se otorgan por los kilómetros recorridos que registran los GPS: al no haber existido recorridos en el día de ayer no correspondía el pago del subsidio, sencillamente porque el servicio no había sido prestado.
El gobernador bonaerense y principal candidato presidencial del oficialismo, Daniel Scioli, se sumó de lleno al discurso de la Casa Rosada, ordenado por Cristina Kirchner. Calificó el paro como «un gran piquete al progreso del país» y señaló que «la Argentina tiene que movilizar todo su potencial y trabajar por su desarrollo».
MÁS VOCES
También el ministro de Educación, Alberto Sileoni, descalificó la medida de fuerza y denunció «una suerte de coacción, de amenaza para que la gente no vaya a trabajar».
El director de la Anses, Diego Bossio, por su parte, interpretó que la huelga era «política». «Este paro político de Moyano y Barrionuevo tiene como principales perjudicados a los trabajadores.» Agregó que «el piquete y el apriete no pueden ser nunca mecanismos válidos de reclamo de los trabajadores».
En tanto, en la Casa Rosada, el clima fue de absoluta tranquilidad durante toda la jornada y aseguraban que la medida de Moyano, Barrionuevo y Micheli no cambiará el escenario político porque «la foto es vieja» y «son dirigentes deslegitimados». Ni definirá contiendas dentro del sindicalismo, donde ellos dirimen poder contra la central oficialista de Caló y la CTA oficial de Hugo Yasky.
Nadie prevé que la Presidenta modifique en lo inmediato el impuesto a las ganancias (tal vez sí rebaje el gravamen más adelante), ni eleve el techo de la negociación salarial, ni les gire recursos a las obras sociales ni adopte nuevas medidas de seguridad ciudadana.
Por su parte, Cristina Kirchner permaneció en la residencia presidencial de Olivos y recibió allí al ministro Julio De Vido (Planificación Federal); al titular de YPF, Miguel Galuccio; a la subdirectora de la Aduana, Beatriz Paglieri, y al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli.
El Gobierno también buscó despertar las diferencias en el sindicalismo opositor. Capitanich dijo que Barrionuevo «neutralizó» a Moyano y es el «líder visible» de la huelga, e incluso «del Frente Renovador y de la izquierda». Pero advirtió que «no hay lugar para la barbarie».
LAS PROTESTAS, ACTOS Y MARCHAS ANTERIORES
20/6/2012
Sin naftas
Moyano paraliza el transporte de combustible. Al no lograr un aumento de 30%, lanza un paro de tres días y desoye la conciliación obligatoria. Bloquea la refinería de Shell en Dock Sud. Tres días después, llama a un paro nacional
27/6/2012
Acatamiento dispar
En un acto frente a miles de personas en la Plaza de Mayo, le reclama a la Presidenta que «abandone esa soberbia abrumadora». La medida no tiene mucho apoyo en las principales ciudades del interior.
20//11/2012
Primer paro nacional
El primer paro general contra la administración kirchnerista desde 2003, convocado por la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli se hace sentir en todo el país.
14/3/2013
Junto a la CTA
Con fuertes críticas al Gobierno, Moyano y la CTA de Micheli marchan al Ministerio de Trabajo. Cinco meses después, se manifiestan juntos en Rosario por el Impuesto a las Ganancias.
23/9/2013
Reclamo histórico
Moyano retoma los reclamos como escenificación de su poder con una movilización a la Superintendencia de Servicios de la Salud. Exige el pago de 955 millones de pesos.
10/3/2014
Paro por deuda
Paro de Camioneros en reclamo de salarios adeudados por la distribución de un plan social.