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Cristina reavivó el debate por las golpizas a supuestos delincuentes

Contrastó las agresiones en las calles con la espera de justicia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo

La polémica no cede . Los cruces políticos en torno a las palizas a presuntos delincuentes que grupos de vecinos protagonizaron en varios puntos del país en los últimos días continuaron ayer y volvieron a tener como centro definiciones de la presidenta Cristina Kirchner .

Una vez más, la jefa del Estado aprovechó un discurso en cadena nacional, convocada ayer por el Día del Veterano de Malvinas, a 32 años de la guerra con Gran Bretaña, para referirse, aunque de manera elíptica , al tema.

Hablaba de los jóvenes caídos durante el conflicto bélico de 1982 cuando se dirigió a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, representadas en el acto que se hizo en la Casa Rosada por sus presidentas, Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, respectivamente.

«Ustedes son el ejemplo de que esperaron 30 años para tener justicia sin recurrir a ningún otro método; ejemplo de esperar con paciencia, sin reclamar venganza, sin tomar ningún gesto que pudiera ser considerado de violencia contra los que les habían arrebatado los hijos», les dedicó cuando promediaba su mensaje.

La Presidenta cerró la reflexión con una referencia evidente al debate por los ataques de vecinos a supuestos ladrones. «El suyo es un gesto maravilloso de rechazo a la violencia, a la venganza, de rechazo a lo que yo diría [es] la protohistoria. Porque eso de la venganza es de la prehistoria, es del Estado de no Derecho», dijo.

Y concluyó: «Quiero reivindicar ese ejemplo de respeto al derecho, de respeto a vivir civilizadamente aun en circunstancias extremas y difíciles».

Más directo, el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, pidió condenar episodios como el de Rosario, en el que murió un joven, «con toda la rigurosidad del Código Penal» (ver página 21).

En la misma línea, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, reclamó que «las penas y los castigos se encuadren en la ley para desterrar el salvajismo de los que pretenden hacer justicia por mano propia».

También en sintonía con la postura oficial de concentrar el análisis en la conducta de los protagonistas de las golpizas, la jefa del kirchnerismo en la Cámara de Diputados, Juliana Di Tullio, descargó: «Hay que llamar a estas acciones como lo que son: Delitos». Y añadió: «Pareciera que hablamos de algunos delitos para una porción de la sociedad y para otros no usamos esa palabra».

Además, deslindó responsabilidad en los gobernadores. «En 11 años que llevamos de gobierno no podemos resolver todo. Hay situaciones nuevas y aparecen nuevos problemas, pero la seguridad es responsabilidad de las provincias y está en manos de los gobernadores», apuntó en declaraciones a radio América.

Desde la oposición volvió a opinar Mauricio Macri, que endureció sus críticas al Gobierno. «Noto que la Presidenta va y viene. Tiene comentarios que van rumbo a restablecer la ley y el respeto por ella, y hay momentos en los que vuelve a sesgarse hacia otro lado. Tenemos que terminar con esta época de improvisación», planteó sobre la política de seguridad.

El jefe de gobierno porteño insistió con la idea de la «ausencia del Estado» como parte de la explicación de las golpizas protagonizadas por vecinos, pero fue particularmente duro con el juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, que en los últimos días ofició de vocero del oficialismo en el debate. «Las cosas que plantea Zaffaroni nos han hecho mucho daño. Que una y otra vez aquel que comete un delito vuelva a la calle sin que la Justicia actúe tiene que ver con esa ideología que él tiene, que se llama abolicionismo, mal llamado garantismo», advirtió.

También María Eugenia Vidal apuntó a la responsabilidad del Estado. «Lo que está estallando es la no gestión para combatir la inseguridad», afirmó.

El diputado radical Ricardo Alfonsín, por su parte, centró sus cuestionamientos en la reacción de «algunos dirigentes», a quienes no identificó. «Indigna ver cómo algunos dirigentes, por temor a perder votos, dan rodeos o hacen circunloquios que evitan una necesaria y categórica condena de estos actos», dijo mediante un comunicado. Añadió que palizas como la que se produjo en Rosario «no son actos de justicia, ni por mano propia, ni de naturaleza alguna» y contrapuso: «Esto es una barbarie, una jungla».

Más allá de los cruces políticos, la Iglesia volvió a manifestar ayer su preocupación por los episodios de violencia de la última semana.

«No hay justificación, ninguna. Vivimos en un Estado de Derecho y tenemos instituciones para resolver los conflictos», opinó el obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión de Pastoral Social del Episcopado, Jorge Lozano.

«Aun cuando esas instituciones puedan tener dificultades para responder prontamente no es a través de la agresión y de las golpizas como se solucionan los problemas de inseguridad», agregó en diálogo con Radio Nacional.

Lozano invitó a llevar la mirada más allá de los hechos. «Tendríamos que pensar qué señales nos está dando esto del deterioro de los vínculos sociales y de la falta de respeto a la ley», propuso.

Consultado sobre las posibles causas de los ataques, enumeró: «Incide el cansancio ante la falta de respuestas ante hechos de inseguridad y lo poco se hace para impedir estas situaciones».

UNA DISCUSIÓN COMPLEJA

Massa y el Estado ausente
El jefe del Frente Renovador fue el primero en postular la «ausencia del Estado» para explicar los ataques.

Cristina entra en el debate
Tras el silencio oficial, la Presidenta pidió no escuchar «voces que traen deseos de venganza y odio».

Discursos en pugna
El oficialismo se concentró en la conducta de los agresores y la oposición, en la responsabilidad del Gobierno.

El rol de Zaffaroni
El juez de la Corte se puso al frente del debate con duras críticas a Massa.

La voz de la Iglesia
La Conferencia Episcopal condenó la marginalidad.

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